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Termocoagulación por radiofrecuencia

Acerca de la ablación por radiofrecuencia

Los generadores de radiofrecuencia se llevan utilizando en medicina desde hace aproximadamente un siglo, y la RF se utiliza de forma generalizada en una multitud de disciplinas. De hecho, se estima que, en la actualidad, cuatro de cada cinco procedimientos quirúrgicos utilizan energía de radiofrecuencia de alguna forma. Algunas de las aplicaciones más novedosas y prometedoras se basan en el principio de la termocoagulación, en la que el calor se utiliza para destruir el tejido, pero, como ocurre con muchas otras cosas, esa descripción solo es la punta del iceberg de lo que realmente está sucediendo. Por ejemplo, la frase «el calor se usa para destruir el tejido» podría aplicarse también a la electrocauterización, pero los dos procedimientos difieren en varios aspectos clave. En la electrocauterización, la energía generada se utiliza para calentar un alambre metálico que el médico aplica directamente sobre el tejido, causando daños similares a quemaduras de tercer grado. En la ablación por radiofrecuencia, sin embargo, el electrodo permanece frío, ya que el calor utilizado para la termocoagulación se genera en el propio tejido

¿Cómo se hace? Los generadores de RF monopolares crean un bucle eléctrico cerrado: del generador al cuerpo del paciente, pasando por la almohadilla electroquirúrgica (si se utiliza) y de vuelta al generador. Esta corriente eléctrica es indolora para el paciente porque la frecuencia es demasiado alta para desencadenar la despolarización de las membranas nerviosas, de modo que los nervios nunca se ven afectados. La corriente de alta frecuencia agita los iones dentro del tejido cuando intentan seguir los cambios de dirección de la corriente alterna, lo que ocurre tan rápido que los iones vibran sin moverse. Dicha vibración crea un calor de fricción significativo en las inmediaciones del electrodo, pero el efecto disminuye drásticamente con la distancia: un electrodo Rafaelo® de 2 mm, por ejemplo, tiene un radio térmico de solo 3 mm. Esto representa una gran ventaja sobre la electrocauterización, que suele tener un intervalo significativamente mayor de propagación del calor (y, por lo tanto, una mayor posibilidad de causar un daño tisular inadvertido).

Principales ventajas de la ablación por radiofrecuencia

  • Método mínimamente invasivo: no requiere incisión, lo que reduce el riesgo de complicaciones
  • Radio de calor pequeño: el mecanismo de generación de calor evita daños en el tejido circundante
  • Control sencillo: la corriente de 4 MHz tiene un efecto térmico predecible
  • Rápida: produce temperaturas capaces de causar una muerte celular rápida, por lo que muchos procedimientos tardan solo unos minutos
  • Versátil: aplicaciones en proctología, dermatología y flebología, entre muchos otros campos

El proceso real de la termocoagulación por radiofrecuencia puede dividirse en cuatro elementos principales:

Paso 1
Agitación iónica

La corriente alterna hace que los iones dentro del tejido vibren rápidamente.

Paso 2
Deshidratación

El calor friccional generado por la agitación iónica hace que las células se sequen y encojan.

Paso 3
Desnaturalización de las proteínas

El calor descompone las proteínas del tejido y las despliega.

Paso 4
Coagulación

Las proteínas se coagulan, formando derivados de colágeno que crean un efecto de «pegamento».

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